sábado, 3 de mayo de 2014

He llegado a la conclusión de que soy una mierda de escritora. Necesito escribir para mantenerme cuerda, y sin embargo no soy capaz de hilar mis pensamientos hasta transformarlos en algo coherente. Bukowski decía que si no te salía ardiendo del alma, no lo intentases, (o algo así), pero yo soy incapaz de no intentarlo.
Pienso muchas cosas, todas demasiado diferentes entre sí como para poder relacionarlas y crear un texto decente, uno de esos que hacen que se te revuelva algo por dentro con ganas de más.
Y qué. No soy escritora, pero amo escribir, aunque para encontrar las palabras tenga que esforzarme hasta quedar exhausta.

miércoles, 30 de abril de 2014

Algo estúpido.

Escribir no te convierte en escritor,
ni tampoco estar enamorado te hace saber sobre el amor;
pero si algo he aprendido en mi aún corta vida
 es que este último tiene mucho que ver con la risa,
con ver a esa persona reír y
no poder evitar como mínimo
esbozar una sonrisa.

domingo, 20 de abril de 2014

Podría escribir la típica entrada en este típico blog de cuenta anónima, pero no.
Voy a escribir la carta que escribí en papel hace unas semanas al que creo que es el dolor de mi vida.
Empieza así:
Sé que no debería estar escribiendo esto, debería estar estudiando para el examen de mañana. (Examen que aprobé.) Pero en fin, no hay remedio para mi mente rebelde que no puede evitar recordarte. Porque es eso lo que hago. Realmente no estoy segura de si estoy enamorada de ti o de lo que recuerdo que eras. Sé cómo eres ahora, que me odias, o es eso lo que aparentas, pero no puedo evitar el impulso de volver la cabeza para mirar en tu dirección, de fijarme en cada movimiento tuyo en la silla, de mirar tu última conexión, de esperar que, por un casual, algún día llegue a pillarte mirándome directamente, y no ilusionarme pensando en un maldito futuro abstracto que nunca llegará. Nos separaremos, continuaremos con nuestras vidas, pero creo que no voy a poder sacarte de mi cabeza. Dejaré de sentir esto que siento en este momento, pero no sé si voy a poder dejar de recordar, -que no olvidar-, tus ojos verdes, tu pelo castaño o tu metro ochentaitantos. Si ahora mismo me pidieran que hiciera una lista sobre las cosas que me gustan de ti, no sabría poner ninguna, porque no sé por qué me siento tan atraída por ti, por ponerle nombre a esto que me haces sentir. Lo único que sé hasta ahora es que cuando te veo algo dentro de mí se rompe, en mil pedazos, ¡y cómo cortan! Dicho, o mejor, escrito esto para ti, en esta carta que nunca te daré, ya puedo seguir memorizando los nombres de autores y obras que antes siempre me habían parecido absurdos, carentes de sentido cuando trataban de amor, pero ahora, curiosamente, creo entender lo que les pasaba por la cabeza, que la literatura romántica no es más que la sangre que sale de la herida de un corazón roto.


Tonight I wanna just loose control. I want to forget you. 



lunes, 17 de marzo de 2014

¿Qué es el amor?

Ojeras.
Un escalofrío.
Un susurro rápido al oído.
Tu nombre bailando en su boca.
Un beso rápido, uno un poco más lento.
Sus ojos en tus ojos poco más de un segundo.
Un suspiro para desatascar su nombre de tu garganta.
Las pupilas dilatadas, el iris más oscuro y los labios separados.
Mariposas (o más bien el zoo entero) en el estómago cuando está cerca.
Lágrimas de impotencia por no saber si es correspondido o lo estás imaginando todo.
Roces furtivos, invasiones del espacio personal durante unos segundos, solo para sentir un poco más.

Miles de formas de describirlo, de sentirlo, de vivirlo, ¡de hacerlo!, y de doler.